El litoral de Granada se extiende desde la playa de Cantarrijàn, límite con la provincia de Málaga, hasta el límite con Almería en la Punta de Huarea. En total son unos 70 km de costa que se caracterizan por su abrupto relieve, en que los alternan acantilados a plomo de mármoles dolomíticos y dolomías con zonas de pendiente pronunciada formadas por esquisto (Braga, s.f.).
A lo largo de esos 70 km, se han creado cuatro Zonas de Especial Conservación: Acantilados de Maro-Cerro Gordo, Acantilados y Fondos Marinos de la Punta de la Mona, Acantilados y Fondos Marinos Tesorillo-Salobreña y Acantilados y Fondos Marinos de Calahonda-Castell de Ferro; aparte del monumento natural Peñones de San Cristóbal. Todas ellas suman unos 16 km, por lo que suponen aproximadamente un 22% del total. Sin embargo, solamente en el Paraje Natural de Maro-Cerro Gordo hay vigente una plan de ordenación que regula las diferentes actividades, entre ellas la prohibición de la pesca tanto profesional como recreativa, por lo que se puede considerar como la única zona marina con protección en nuestro litoral, apenas un 7% de su longitud. La creación de esta y otras zonas marinas protegidas surgió de la necesidad de recuperar la biodiversidad marina, muy dañada por múltiples factores, siendo el turismo uno de los principales en el Mediterráneo español. El incremento de la población en las zonas costeras, especialmente durante los meses de verano, ha supuesto uno presión sobre el litoral para el que no estaba preparado: vertidos de aguas residuales, regeneración de playas, obras litorales, actividades recreativas en el medio marino, sobrepesca, etc.
El litoral de Granada no ha quedado a salvo, sufriendo sus comunidades submarinas un grave deterioro en los últimos años. La realización de algunas de estas actuaciones serían impensables en la actualidad, como fue la construcción de la playa y puerto deportivo de Marina del Este en el actual ZEC Acantilados de la Punta de la Mona, (Fig. 1) que supuso la muerte de numerosos ejemplares pertenecientes a especies hoy catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción y la desaparición de un paisaje único en la costa andaluza. A pesar del daño causado, la Punta de la Mona sigue conservando unas comunidades submarinas únicas en Andalucía y que necesitan un plan de gestión que permitan su supervivencia y recuperación, no siendo suficiente su declaración como ZEC. Los vertidos de aguas residuales, la pesca artesanal, los fondeos de embarcaciones y la pesca recreativa siguen dañando año tras año sus fondos.

Dentro de la pesca recreativa, la pesca submarina se considera como una de las más selectivas y por tanto podría pensarse que su impacto sobre las poblaciones de peces es mínimo. A pesar de ello diferentes estudios indican que puede afectar a la composición de las comunidades de peces de una zona. (Coll et al, 2004). Esta selectividad ha supuesto, prácticamente, la desaparición en la costa granadina de los grandes serránidos como el mero (Epinephelus marginatus), el falso abadejo (Epinephelus costae), el mero lobo (Epinephelus caninus) o el tachano (Mycteroperca rubra). Según Lloret et al, 2008 la desaparición de los individuos grandes de estas especies puede afectar negativamente a su reproducción, al ser las hembras más grandes más fecundas, con un mayor periodo de reproducción y con huevos de mayor tamaño que generan larvas con mayor tasa de supervivencia. Esto mismos autores también señalan que la captura de los ejemplares de mayor tamaño de especies hermafroditas secuenciales como el sargo común (Diplodus sargus), puede suponer la eliminación de los individuos del mismo sexo y, por tanto, comprometer su reproducción. Además hay que añadir que esta selectividad se ve afectada por un furtivismo, muy generalizado en este sector, al no respetar el máximo de capturas, las tallas mínimas, junto a la recolección de cefalópodos y crustáceos. Muchos de estos ejemplares de tallas no reglamentarias acaban en las vitrinas de restaurantes a lo largo de toda la costa (Fig.2), convirtiéndose la pesca submarina en una actividad económica más que deportiva y suponiendo una competencia desleal a los pescadores profesionales.

En mi condición, primero como buceador y después como biólogo, he podido presenciar la evolución de las poblaciones de peces de la Punta de la Mona, observando una casi total desaparición de las especies de grandes serránidos y de otro peces indicadores del efecto reserva como el corvallo (Sciaena umbra) y una disminución generalizada de las tallas del resto de especies capturadas mediante este sistema de pesca. En conversaciones con “viejos pescadores submarinos”, estos cuentan las pesqueras que realizaban años atrás y como fueron disminuyendo con el paso del tiempo (Fig. 3).

Como vemos en las fotografías, en aquella época las capturas eran numerosas e incluían ejemplares de todos los tamaños, siendo prácticamente imposible, desde hace ya muchos años, que estas imágenes se puedan repetir. Según Reñones et al. 2007 “En el Mar Mediterráneo, la alta presión de la pesca submarina ejercida sobre las poblaciones de E. marginatus en aguas someras, junto con la perturbación antropogénica de los hábitats costeros y la creciente accesibilidad de los segmentos más profundos de las poblaciones a las pesquerías de palangre, han mermado gravemente sus poblaciones”. Esta sobreexplotación unida a que es una especie longeva que, tras un breve período de rápido crecimiento, crece lentamente durante la mayor parte de su vida (Reñones et al. 2007) dificulta la recuperación de este serránido y de las otras especies de gran tamaño.
La posibilidad que se abre en la Punta de la Mona, después de muchos años, de aprobar un plan de gestión en que se regulen o prohíban algunas de las actividades responsables del deterioro de las comunidades y de la disminución de la población y tamaño de los peces, da cierta esperanza sobre la recuperación de este ZEC. Ejemplo de que esto es posible lo tenemos en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas, creada en 1995 y en donde el estudio de Charton et al, 2018, indica que los resultados de la reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas está entre los mayores registrados en las áreas marinas protegidas del Mediterráneo. En este mismo estudio señalan que las especies más beneficiadas por las medidas de protección pesquera son los grandes depredadores. Sin embargo las medidas de protección no se empezaron a observar hasta pasados unos 10 años y que dichas poblaciones se vieron resentidas en el 2011 por la pesca furtiva. La prohibición de la pesca submarina, si se quiere recuperar la población de peces de la Punta de la Mona, es fundamental. Según McClanahan, 2000 y Russ & Alcala, 2004 la recuperación total de los peces depredadores tarda unos 30 a 40 años desde la aplicación de las medidas de protección, aunque los efectos se empiezan a notar pasados entre 1 y 3 años (Halpern & Warner, 2002). La realización de este tipo de pesca, aunque sea regulada, ralentizaría o anularía la efectividad de las medidas de protección. Aparte será difícil de justificar ante el sector pesquero profesional el mantenimiento de esta actividad que, aunque a largo plazo saldrá beneficiado, a corto significa una reducción de las zonas actuales de pesca. En conservación piscícola e incluso en la mejora del reclutamiento de las especies de interés, la declaración de pequeñas zonas de reserva pesquera es considerada una herramienta fundamental que termina redundando en beneficio de la estabilidad de los ecosistemas marinos y en la mejora de los aprovechamientos de los recursos pesqueros. Estas restricciones a la pesca deportiva estarían afectando en todo caso a una superficie pequeña del litoral de Granada, quedando la mayor parte del litoral de Granada abierta a la práctica de la pesca deportiva.
REFERENCIAS
- Braga JC (s.f.) Geología del litoral de Granada. Recuperado el 15 de mayo de 2021, del Sitio web del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada: https://litoraldegranada.ugr.es/historia-geologica-2/
- Coll J, Linde M, García-Rubies A, Riera F, Grau AM (2004). Spear fishing in the Balearic Islands (west central Mediterranean): species affected and catch evolution during the period 1975–2001. Fisheries Research 70: 97–111
- García Charton JA (Coord.), Barcala Bellod EM, Boza Vindel C, Bulto Estébanez C, Carretero Sánchez L, Cuadros Casado A, Orenes Salazar V, Pereñiguez López JM, Rojo Moreno I (2018). Estudios de seguimientos de la reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas. Universidad de Murcia
- Halpern BS, Warner RR, (2002) Marine reserves have rapid and long lasting effects. Ecol Lett 5: 361-366
- Lloret J, Zaragoza N, Caballero D, Font T, Casadevall M, Rier V (2008). Spearfishing pressure on fish communities in rocky coastal habitats in a Mediterranean marine protected area. Fisheries Research 94: 84–91
LUIS SÁNCHEZ TOCINO