Desde anteriores secciones de este recorrido historiográfico por la morfología urbana y arquitectónica del litoral granadino, se ha definido un doble proceso fundacional de los asentamientos humanos en la zona, bien por parte de culturas provenientes de la meseta que se relacionan culturizaciones argáricas, del bronce final; bien con establecimientos comerciales fenicios, que fundados a modos de colonias comerciales a comienzos del II milenio a. de JC., persistieron hasta la llegada de la cultura púnica. Por tanto, sería en la Edad del Hierro cuando podemos afirmar que se genera la cultura íbera, entre el 1.100 y el 700 a. de JC.
A partir del s. VI a. de JC. –momento histórico en el que se establece la desaparición de Tartessos- las colonias fenicias de la costa granadina habían perdido su sentido comercial por la caída de Tiro –en el 572 a. de JC.- y su debilidad facilitó la convivencia forzosa, si no ocupación, de la cultura de una de sus colonias, Cartago, que ejerció una verdadera talasocracia en el Mediterráneo entre los siglos VIII y III a. de JC; en los que la cultura púnica será un modo homogeneizador de las diversas culturas del sur peninsular, fundando y ampliando ciudades litorales como Cartago-Nova –actual Cartagena- y ampliando y reformando núcleos existentes, como Seks –actual Almuñécar- en la que podemos observar restos fenicio-púnicos como la factoría de salazones de El Majuelo.[1]
Sin embargo, en el s. IV a. de JC. se había consolidado en el Mediterráneo una nueva potencia capaz de competir comercialmente con griegos y fenicios, y capaces militarmente de contrarrestar los ánimos expansionistas de Cartago: Roma[2]. Y Roma era una civilización fundamentalmente urbana. El geógrafo grecoromano Estrabón[3], testigo fiel de la expansión de Roma, estimaba que el mundo sólo estaría civilizado cuando la totalidad de los ciudadanos se dedicaran a la agricultura y la ganadería y residieran todos en ciudades. La ciudad es, pues, la base estructural del mundo greco-romano.
Los cartagineses, pese a disponer de ciudades costeras muy importantes en la península tanto por fundación directa –Cartago Nova, actual Cartagena– como por ocupación y dominación de colonias fenicias y griegas –Malaka, Abdera, Seks; actuales Málaga, Adra y Almuñécar– en su repliegue hacia el extremo occidental del Mediterráneo, toman la fenicia Gadir–actual Cádiz– en el 237 a. de JC. e inician una lenta ocupación del valle del Betare–posteriormente el Betisromano, actual Guadalquivir– hasta llegar al sistema penibético de Sierra Nevada y ocupar el territorio, principalmente bastetano, desde allí–aunque quedaban importantes ciudades y núcleos íberos asimilados a la cultura púnica que se mantendrían hasta el s. I a. de JC.–
El comienzo de la historia: 217 A. JC.
En el 217 a. de JC; habiendo pasado 20 años desde la entrada del grueso de las tropas cartaginesas en Gadir, y con motivo de la ya iniciada segunda guerra púnica –que duraría entre el 218 y el 201 a. de JC. – Publio Cornelio Escipión desembarca en Ampurias y comienza la culturización de la península ibérica como parte del Imperio Romano. Ya en el 200 a. de JC. la dominación militar romana llega hasta el Mediterráneo bastetano de las provincias de Granada, Málaga y Almería y ocupa las mismas, dominándolas militar y comercialmente. Sin embargo, y pese a la represión realizada contra ciudades de gran resistencia –entre ellas la mítica ciudad íbera Numantia, en el 133 a. de JC, rendida por el nieto de Escipión, tal y como las narra indirectamente el historiador Tito Livio– la ocupación de Iberia, ya nominada como Hispania, no fue todo lo intensa ni bien organizada que podría esperarse de una fuerza metódica y bien organizada como el ejército romano.
“Apenas terminada la guerra contra Filipo…estalló en la Hispania Ulterior una gran sublevación. M. Helvio que regía esta provincia, comunicó al Senado que los reyezuelos Culchas y Luxinio habían tomado las armas, con Culchas había 17 ciudades; con Luxinio las poderosas de Carmo y Bardo, así como en la costa los Malacinos, los Sexetanos y toda la Beturia y que los que aún no habían descubierto sus ánimos, no tardarían en insurreccionarse y unirse a sus vecinos…” [4]
Es entre los ss. II y I a. de JC. cuando la provincia de Granada queda reforzada en su previo vertebramiento bastetano por las calzadas romanas, puentes, acueductos y vías de agua; estableciendo nuevas ciudades en puntos estratégicos y reformando otras bastetanas, tartésicas, fenicias y púnicas para la nueva civilización romana que, poco a poco, se iba imponiendo a las costumbres de tribus íberas, algunas de ellas, como Seks, de una profunda influencia fenicia y púnica. La red de ciudades existentes al comenzar la segunda guerra púnica quedaron asimiladas como nodos urbanos permanentes, consolidando la comunicación entre ellas y creando muchas ciudades y núcleos nuevos. En cualquier caso, fue la llegada a tierras íberas de Julio César en la última mitad del s. I a. de JC. para luchar contra su rival Pompeyo cuando el establecimiento romano era ya total en la mayor parte de la península, por su cultura, organización, moneda, lengua y comercio.
Así, la actual provincia de Granada, encuadrada en parte en laTerraconensisy en parte en la Baetica–estructurada en torno al río Betis, citada también como Beturia– se adaptó territorial y urbanísticamente a esta nueva condición, pues la construcción de caminos, vías de agua, puentes, acueductos y todo tipo de equipamientos públicos –termas, teatros, templos, posadas…– fue generalizada en toda la provincia.
Las ciudades existentes se romanizaron rápidamente, pues morfológicamente el tejido ligeramente ortogonal y denso de las ciudades íberas era fácilmente adaptable, al contrario que morfologías neolíticas –y celtíberas– con cabañas de planta circular y tejido disperso, que se hubieran destruido para la implantación ortogonal característica del urbanismo romano. Las ciudades se adaptaron en su tejido, llegando a cambiar o adaptar incluso sus nombres tartésicos, bastetanos, fenicios o púnicos al nuevo latín. Las mayores ciudades, una vez adaptadas, recibieron incluso el status de ciudad, municipium, parte de cuyos habitantes ya eran romanos de derecho.
Fig.3 Poblado íbero de Barcino (actual Barcelona, planta en línea gruesa) junto con el tejido de manzanas característicamente romano, parcialmente adaptado. Cierre amurallado perimetral de la que sería Tarraco, actual Tarragona. Barcino se supone fundado en torno al 1.100 a. de JC, mientras que la romana Tarraco adaptaba, ampliaba y protegía la ciudad íbera en el 217 a. de JC. |
Las ciudades no sólo cambiaron de nombre, sino que fueron profundamente transformadas, ampliadas, nutridas y abastecidas. Iliberri, la actual Granada, pasó a denominarse Municipium Florentinum Iliberritanum; Seks, actual Almuñécar, Sexi Firmum Iulium; Salambina, actual Salobreña, sería Salubana; Abdera, actual Adra, sería Abdera Hulapes.
Sería durante la transformación de la península ibérica en Hispania cuando se crean la gran mayoría de las ciudades actuales, así como muchas desaparecidas. En la provincia de Granada, se generan aproximadamente el 63% de los núcleos encontrados en pueblos actuales, que junto con el 8% ya existentes como ciudades y poblados tartésicos, bastetanos y bástulos completan la mayoría de los establecimientos de lo que sería la provincia en tiempos romanos[5]. Así, se crean numerosas villas que serían ya municipios visigodos cuando irrumpe, en el 711 de nuestra era, la ocupación musulmana. Se crean por ejemplo en Granada Calícula–Vegas del Genil–, Armilius–Armilla–, Beliceno–Belicena–Cabaracius, –Caparacena–Sancius–Chauchina–, Castilia–la posterior árabe elvira hoy desaparecida–, Taxara–Huétor Tájar– y un amplio elenco, si bien en la costa granadina no constan amplios núcleos excepto los del sector occidental.
Las principales ciudades quedarían como una red bien comunicada formada por las civitates,verdaderas colonias romanas de pleno derecho, que serían las actuales Galera, Guadix, Baza, Iznalloz, Loja, Vegas del Genil, Granada y Almuñécar, todas ellas conectadas por la vía iliberia-singilinia–desde Granada y hasta el final del actual río Genil, el Flumen Singilienseromano–. Los restos son numerosísimos y de gran valor por toda la provincia, si bien la destrucción iconoclasta de la ocupación arruinó la gran mayoría de monumentos y restos romanos en la provincia. Sin embargo, mientras Cartago concebía sus invasiones como meras ocupaciones de expolio hacia sus ciudades y colonias fundadas –y por ello la beligerancia había de ser constante– Roma concebía sus conquistas como anexiones territoriales y culturales de su imperio, por la cual se iba ampliando el estado con reconocimiento de pleno derecho de los nuevos territorios.
El establecimiento de relaciones comerciales, militares y humanas con los pueblos existentes en los nuevos territorios fue la base para, una vez convertida Roma en Imperio en el año 31 a. de JC. –y, por ello, de más fácil gobernabilidad y coordinación– dotar a sus territorios de laPax Romanaedesde el año 29 d. JC; laPax Augusta, que duró hasta el año 180. Es en este periodo estable y fértil durante el cual el ámbito de la provincia moderna de Granada se desarrolla en mayor medida. La actual provincia precisamente queda dividida al coincidir su extensión actual con dos provincias romanas realineadas a la muerte de Augusto en el alto imperio: la Terraconensis–que ocupaba el noreste provincial en territorio bastetano– y la Baetica–el centro provincial y el Poniente hasta la costa, territorios combinados de tartésicos, bástulos y fenicios-íberos–. Las ciudades que se fueron estableciendo de nueva planta y antiguas romanizadas, ya formaban una importante red de ciudades bien comunicadas cuando aconteció la llegada del Imperio y la Pax,consolidando la dorsal formada por Iulia Bastis, Iulia Gemella Acci, Municipium Florentinum Iliberritanumy Postumia Acilianasobre el curso del Singilis; reconociendo sus propios nombres los refundadores de la ciudad y su parecido entre ellas –caso de las dos primeras, actuales Baza y Guadix– el fértil territorio en el que se encuentran y sus status –caso de Granada–. También existirá otra importante zonificación romana en la costa, con capitalización en la importante Sexi Firmum Iulium.
En los siglos recorridos entre el s. II a. de JC; con el comienzo de la ocupación por causa de la segunda guerra púnica y el final del s. II d. de JC Roma realizaba una importantísima transformación de un paisaje prácticamente establecido en el eneolítico, mediante la dominación y transformación de ciudades existentes de diversos pueblos íberos; la creación de nuevas ciudades en nuevos territorios sin explotar ni ocupar anteriormente y, especialmente, con la entrada masiva de exmilitares a los que se cedían importantes extensiones de territorio como recompensa salarial en su licenciatura militar final, que serían los garantes y promotores de una nueva agricultura, basada en el regadío y el arado romano; la construcción de infraestructuras que posibilitaban nuevas vías trazadas sin evitar accidentes naturales, aprovechamientos masivos de los cursos de agua, y la construcción de equipamientos públicos, de absoluta novedad en la antigua Iberia.
Todo ello trajo una modernización global y homogénea a territorios muy diferentes, poblados, cultivados y heredados de tribus íberas, a los que la llegada de la romanización trajo consigo un progreso y prosperidad no conocidos hasta entonces, pues cualquier ámbito social y productivo de unas sociedades ancladas prácticamente en la edad de los metales sufrió un adelanto inimaginable con la llegada de Roma: la agricultura se modernizó mediante regadíos, canalizaciones y reconducciones para irrigar los nuevos campos obtenidos por deforestación y se estabilizó con el establecimiento de exmilitares licenciados; el comercio se abre al posibilitar la exportación de mercancías y minerales desde Hispaniaal resto del Mediterráneo, las ciudades existentes se ampliaron y se crearon nuevas, dotándose de equipamientos comunitarios como templos, basílicas, foros, circos y teatros; dotaciones reflejo de una nueva estructuración social codificada por las instituciones de un estado y su Ius Latinus Antiquum.
En el alto imperio sufren las ciudades su mayor transformación para adaptarlas al complejo patrón social traído por Roma. Aunque todas las ciudades dotadas del status de Municipiumfueron similarmente dotadas, son Iulia Gemella Acci, Municipium Florentinum Iliberritanumy Sexi Firmum Iulium–Guadix, Granada y Almuñécar– las que se desarrollarían con mayor intensidad urbanística y social. Las tres dispondrían de foro, anfiteatro, basílica, varios templos y termas, aunque otras construcciones civiles de menor entidad –templetos, acueductos, puentes y baños– estaban presentes en casi todas las poblaciones de importancia, tanto aquellas existentes durante la ocupación, que quedaron reconocidas como civitates stipendiarae, obligadas al pago de tributos a Roma y asimiladas con el Ius Latinus Antiquum a las de fundación romana, una gran proporción de los municipios actuales. El historiador romano Estrabón recogió en el tercero de sus 17 volúmenes del Descriptio Mundiae–Descripción del mundo– la información que de Hispania le dotó Posidonio en su estancia entre el 50 y el 30 a. de JC[6]; y dice de la Baética, que entonces contaba con casi 300 municipiumy más de 500 civitates stipendiaraeque:
“Se exporta trigo, vino, aceite, cera, miel, Kermes, almagre, hay sal fósil y no pocos ríos salados, se hace salazón de pescado, tela de vestidos en especial lana, hay abundancia de tejidos finos, abunda el ganado y la caza, la zona costera es rica en ostras, atunes, calamares, y hay gran cantidad de oro, plata, cobre e hierro. Sus habitantes han sido totalmente romanizados, de manera que ya no recuerdan su idioma”.[7]
…y Roma encuentra en la actual costa de Granada dos ciudades principales: Salambina–de menor entidad al estar apartada de la costa- y Seks –aunque otros historiadores romanos aún la denominaran con variaciones sobre ese nombre– comercial, poco fortificada, de gran extensión pero baja densidad, una ciudad planteada como un inmenso poblado de bástulos y fenicios –que fueron los primeros en usar la planta cuadrada para las edificaciones– influenciados por los cartagineses con pequeñas parcelas de cultivo dentro de la propia ciudad y volcado al mar, con una factoría de salazones que precedía la fama de la propia ciudad.
Esa conocida salazón sexitana sería el nexo común de continuidad que los romanos continuarían como actividad y harían reconocible en toda la orbe. Si a los testimonios de Dífilo de Sinope y de Estrabón sumamos el del historiador Plinio el Viejo, es sencillo aseverar que Seksera uno de los centros pesqueros y de salazón más reconocidos de toda la costa mediterránea. Con las salazones y otros condimentos se fabricaba el garum, exportado desde Gades–Gadir, Cádiz– y Sekshasta Atenas, desde finales del s.V a. de JC. Éste es un extremo que coetáneamente el historiador romano Tito Livio confirmaba en su Historia Romanaepara el emperador Augusto: “…estalló en Hispania Ulterior una gran sublevación. […] así como en la costa los Malacinos, los Sexetanos y toda la Beturia…”. La capitalidad de Sexi ya es notoria, confirmada por Pomponio Mela, en su Geographia Escolaris, y por Cayo Plinio Segundo, que ofrece una de las noticias más importantes sobreSexien el año 49 a. de JC; la conversión de Seksen municipio romano de derecho latino, esto es afectado en plenitud por el Ius Latinus Antiquum, cuando Julio César concedió la categoría de ciudad a varias ciudades de la Baetica. Sexihubo de cumplir una serie de requisitos si pudo llegar a tal categoría: habría de estar fuertemente romanizada, con una clase aristrocrática y gobernante latinizada, clase que consolidaría el ahora Municipium Firmum Iulium; que nos dejó interesantísimas fuentes epigráficas como la estela funeraria de finales del s. I o comienzos del II d. de JC; en la que se define: “P. IVLIVS PRIMVS. HIC SITVS EST CVM SVIVS, S.T.T.L. COLVMBARIA POSIDO NVMERO VI DEXTRA ET SINISTRA” (Publio Julio Primo, juntamente con los suyos, aquí está enterrado. Sea para ti la tierra ligera. Puso seis columbarios a la derecha y a la izquierda).
También en la obra de Tito Livio se asevera la interesante relación de Sexicon el mar, con una cita pequera: “…el pez Colias pariano o el sexitano de la región Baetica es el más pequeño de estos peces (lagartos)”.Con este pescado se realizaba el garum,que debió de ser uno de los condimentos más utilizados en la época, como atestiguan las salazones de la época imperial, establecidas en núcleos de origen fenicio, no sólo en Sexi, sino en Baria–junto Almería– Baelo Claudia–Bolonia, en Cádiz– Marbella, etc. La última cita literaria antes de la ocupación islámica es de los ss. IV-V de nuestra era, de Mario Victorino, en un tratado de métrica y gramática romano, en el que cita “…pero si es que queréis saber, con gusto, con qué letras se han de escribir aquellas palabras que en su declinación no llevan g ni s ni c, como nix nivis, senex senis, sexus sexus o Sex, ciudad de Hispania…”
De esta época han llegado hasta nuestros días, en un muy buen estado de conservación, numerosos testigos edilicios e ingenieriles, amén de esculturas, estelas y efectos militares[8]; todo ello en tierra firme, más los efectos encontrados en el mar en excavaciones arqueológicas subacuáticas, que han tenido lugar exclusivamente en las últimas décadas y que se salvaron del paso terrible de procesos históricos que transformaron la faz del núcleo de Sexi, como tantos otros[9], haciendo desaparecer la mayor parte de Sexi Firmum Iulium. El importante núcleo fenicio-púnico sería ampliado y remodelado para adaptar la estructura urbana de las plantas previas y distribución orgánica y adaptativa a la nueva vida social romana, urbanita hasta el extremo.
La vida social y la ciudad como mecanismo de representación de clases y espacio ciudadano por una parte, y las capacidades de la ingeniería romana de superar los límites orográficos y accidentes naturales por otra. La organización social romana, estructurada en unos claros estamentos socioeconómicos y con asignación de funciones exclusivas, insertaba en este núcleo fenicio-púnico la necesidad del espacio social, que, al igual que las ciudades helenas, se convertía en necesario para el desarrollo de funciones propias de una sociedad estamentaria y de ciudades que incluyen en su seno la representación de una realidad sociopolítica lejana, como el caso de Roma. Revolucionaron las comunicaciones con las vías, que estructuraban el territorio uniendo las principales ciudades ocupadas –siempre que no quedaren arrasadas por plantar resistencia– y proponiendo los nuevos asentamientos, ligados al orbe rural del colonato, conectados con estas vías. Y los puentes y pasos hacían de estas vías algo que superaba los accidentes orográficos. Territorio y ciudad quedaban conformados, fuera de la necesaria lógica defensiva de esta última, como un ente común y no disyuntivo[10]. Así, Sexi Firmum Iulumhubo de ser un importantísimo núcleo comercial desde su incorporación como civitate stipendiarae en el 49 a. de JC.
En primer lugar, tal statusde ciudad y la incesante y centenaria producción de salazones necesitaba un aporte de agua más allá del abastecimiento doméstico. La romanización potencia la industria de salazón local, que como se ha visto llegaba a Atenas y Roma, para ampliar la potencial producción del garum. Y, para ello, la construcción de un acueducto que aprovechara las aguas superficiales y subálveas del río Verde era imprescindible. Dada su inestimable funcionalidad, ha superado las oscuras épocas medievales y ha llegado hasta nuestros días con cuatro tramos en buen estado[11].
Hay tres tramos, todos ellos realizados en opus laetericiumcon remate de laja del lugar; el primero de ellos en Torrecuevas, cercano al núcleo urbano, con 17 arcos de medio punto de luz 4,90 metros, y dos reducidos, flanqueando al central, de 2,80 metros. Las pilas son de 1,80 x 1,80 metros, con inclusión de arquillos de aligeramiento. Su altura rebasa los 5 metros. Desde este tramo, la canalización continua soterrada, hasta el tramo segundo, de un solo piso, con 9 vanos normales y uno de luz reducida, con refuerzo en las pilas centrales al ser de gran altura, y el tramo tercero, el más elaborado, de dos cuerpos con 9 arcadas principales, más dos reducidas que lo flanquean. Dada su altura, se ubica un cuerpo inferior que pilas dobles que soportan el cuerpo de trasiego principal. Desde este tramo, varios depósitos aún en uso trasiegan el agua con un aparentemente simple sistema de depósitos que equilibrarían la presión y acumularían el agua en cabecera, cerca del núcleo sexitano. Ya dentro del mismo –al menos lo han respetado dentro de un espacio vil sin uso ni conexión funcional con la ciudad, muy por debajo del nivel actual– otro tramo de 17 vanos –derruidos los centrales– que constituía el último tramo de distribución a la zona de menor altura del núcleo sexitano. Se han encontrado restos de tuberías y acequias romanas en numerosos puntos a diferentes niveles, uno de ellos visible junto a la fuente renacentista de la calle Real que asciende desde Puerta del Mar hasta la Plaza consistorial; lo que da idea de la compleja y rica distribución que desde estos depósitos de cabecera se realizaría por todo el núcleo.
Uno de estos depósitos de cabecera hubo de ser la hoy denominada cueva de los siete palacios[12]. Es una construcción longitudinal, de 21 metros de largo, con una nave central longitudinal y siete naves transversales, divididas por pilares longitudinales mediante una estructura apilastrada cruzada en su nivel superior mediante arcos de medio punto, que se cruzan a la misma altura de su clave dando lugar a una estructura abovedada en arista. Está incompleta, pues junto a ella se han excavado otras dos construcciones similares, que conformarían un amplio conjunto edilicio que, además, se asentaba sobre el irregular terreno pizarroso del surgidero de Almuñécar, y edificaciones anteriores, fenicio-púnicas, ahora excavadas junto con restos de arquitecturas residenciales romanas republicanas; en la que también han aparecido restos incluso anteriores, de finales del S. IX o principios del s.VIII a. de JC. El ilustre Manuel Gómez Moreno establecía su función como depósito de agua final de la zona intermedia del núcleo sexitano, aunque Molina Fajardo estima que también pudo servir de construcción de nivelación para un gran espacio superior, tal vez para construcciones civiles[13]como el foro sexitano.
Al igual que el resto de construcciones romanas de Sexi, el opus laetericiumes la técnica utilizada. Este opuses especialmente visible en su morfología material y sistémica en un resto romano íntimamente ligado al castillo de San Miguel, y es el resto de acueducto o puente que conectaba el surgidero de Almuñécar –actual Peñón del Santo– con el castillo de San Miguel. En el Peñón del Santo se suponían restos, durante la obra de consolidación del mirador, de una estructura terciada de domus, presumiblemente de las familias más notables del municipium. Dado que el surgidero era por aquel entonces una isla, este puente era la única conexión posible. Los arranques de algunas de las pilas del puente pueden verse aún en la actualidad en el extremo norte del Peñón del Santo, casi a nivel de calle, con una escala tal que es fácil imaginar la presencia que pudo llegar a tener. Realizadas en opus laetericium, al igual que Roma era flexible en su adaptación a los nuevos territorios, la facilidad de trabajo de la piedra local propició su uso para el cerrado de esta técnica etrusca que los romanos harían universal.
Junto a dos de las imponentes líneas de los tramos de acueducto dos pequeñas arquitecturas, en diferentes estados de conservación, nos trasladan de nuevo al municipiumde hace 20 siglos: los columbarios. Arquitecturas funcionales de carácter funerario, se destinaban a la guarda y custodia de las cenizas de aquellos que podían pagar un proceso de incineración. El columbario de la torre del monje está ubicado junto a Torrecuevas, en una ladera rocosa –evitando así su afección por la escorrentía– con una planta de 3x3 metros y una altura –en su zona más elevada, dado que está en un terreno en pendiente– de seis metros, confirmando una proporción de 2:1. Es una arquitectura paralelepipédica, con un remate de cubierta a cuatro aguas muy rebajada, y que está formada por muros directos de piedra local de pizarra y argamasa; de entre uno y tres pies, con la inserción de las urnas cinerarias en la sección de los muros, conformadas como pilastras invertidas seccionadas por lajas de pizarra de tamaño superior.
Posee dos niveles, uno inferior muy limitado en altura, que posee una planta algo mayor y que conforma un ligero plinto sobre el que se desarrolla el nivel superior, que se remata con una falsa bóveda de cañón sobre la que se ubica una cubierta a cuatro aguas alajada en pizarra también, que se acuerda sobre una ligera cornisa que resume en el mínimo edificio las tres partes que todo edificio había de tener, en opinión de Vitrubio: fundación, cuerpo y remate. Se encuentra en muy buen estado de conservación, aunque sin definir marcar, ni ennoblecer su entorno como merece[14].
Ambos columbarios, el de la torre del monje y uno en muy mal estado, el de la Albina, se levantan en cauces opuestos del río Verde, desde el cual la toma de agua se realizaba para llevar un continuo y mayor aporte al municipium. Como hemos visto, una de las mayores necesidades de este aporte era la factoría de salazones de la que salía el celebérrimo garum sexitanum[15]; que requería un aporte de agua muy superior al domiciliario.
Junto al último tramo del aqua sexitanase encuentran las termas públicas del municipium, excavadas hace pocas décadas junto al último tramo del aqua sexitanay ya dentro de la ciudad –y a una cota considerablemente inferior– un amplio conjunto de espacios, bóvedas, y arranques de espacios que hubieron de ser mucho mayores y que, presumiblemente quedaron soterrados con los aportes de los ríos que cambiaron, durante los últimos 20 siglos, la faz del municipiumy la línea de costa. Hoy son fácilmente visitables.
Este aqua sexitanallegaba hasta los depósitos de cabecera de los diferentes niveles de la ciudad y en su nivel inferior, llegaba hasta la factoría de salazones, hoy situada en el parque el majueloy casi totalmente excavada, llama nuestra atención sobre la evolución de la línea de costa que el municipiumha experimentado en los últimos 25 siglos. El mar había de llegar casi hasta la misma factoría, tanto por facilidad de abastecimiento de materias primas, como de vaciado de restos –que, además, atraerían a la zona a mayor volumen pesquero–. Fue excavada inicialmente por el conocido arqueólogo Manuel Sotomayor en 1970 [16]; aunque posteriormente se fue extendiendo la misma hasta finalizar la excavación al completo más de 20 años después[17], ya durante los 90.
La factoría de salazones, muy similar a la gaditana de Baello Claudia se conserva en muy buen estado, y está conformada por un amplio número de cisternas, interconectadas en su zona superior, y abiertas al mar en la zona final del conjunto. Su origen se cifra en el s.VI a. de JC. y el final de su ciclo de uso en torno al s.IV d. de JC; aunque quedó una parte que se mantuvo en funcionamiento hasta llegada la ocupación islámica, a tenor todo ello de las dataciones de las diversas piezas encontradas durante su dilatada excavación. Es por ello que la nominación es púnico-fenicia; aunque el uso se extendió posteriormente durante la colonización romana y hasta pasado el Alto Imperio.
Se ubica en la ladera del cerro de San Miguel, bajo el castillo de San Miguel, conectado con el mismo mediante escalinatas aún visibles, y se distinguen con facilidad tres sectores: el sector Sur, que sería el puerto de embarque y playa, limitado por una amplia estructura muraria que marcaría la ubicación de la playa entonces y que, conformado por una serie de almacenes y habitaciones, estaba dedicado a la realización del garum, a la administración y al almacenaje; el sector central, conformado por las piletas de salazón, donde los filetes de pescado se alternaban en capas con sal durante tres semanas –tras las cuales esta salazón y el garumeran envasados en ánforas y enviados por mar– y la zona Norte, donde se encuentran los restos de un gran templo a la diosa Minerva, en el que accede el canal de agua dulce del Río Verde por el que accedía el agua para lavar el pescado para las salazones y las vísceras para el garum; y la escalinata que conectaba con el resto de la ciudad. Aunque hoy posee una ubicación central, el conjunto hubo de estar en el mismo límite de la península que hubo de ser el actual cerro de San Miguel, en el que se ubica el centro histórico de esta ciudad de más de 3.000 años.
3.000 años de los cuales fue la presencia romana la que ofreció renombre y universalidad de este pequeño núcleo fenicio y púnico y posteriomente romano; y de cuyo impacto, además de las obras ya vistas, han llegado hasta nosotros multitud de elementos edilicios, esculturas, monedas, utillajes y documentos[18]; distribuidos por excavaciones en todo el municipio; lo que da idea de la extensión de sus límites físicos –aunque desgraciadamente no de su morfología exacta– y de ello quedan otros dos elementos representativos: el castillo de San Miguel y el puente de Cotobro, además de las termas romanas de Cotobro.
El puente, mal documentado y prácticamente ilocalizado[19]se encuentra sobre la bahía de Cotobro, en cuyas colinas tantos restos han ido surgiendo durante las obras de construcción de viviendas y obras de urbanización, y que debió ser una zona extensiva de grandes propiedades de familias de renombre local que tenían en la zona sus villae. Es un breve puente de arco de medio punto sobre pilas rectilíneas, de un único vano y cierres laterales originales. Se encuentra conformado en el mismo y característico opus laetericiumde toda la obra civil romana sexitana, aunque se han añadido bruñidos posteriores, que incluso han ocultado su época originaria. Este puente, como seguramente tantos otros por lo accidentado de la zona, hubieron de suplir toda una red de villaede alta alcurnia, confirmado este extremo en la reciente excavación de unas amplias termas de carácter privado en el hotel Cotobro, que san llegado hasta nuestros días en un muy buen estado de conservación, al estar, como tantas otras riquezas arqueológicas aún hoy, ocultos a nuestros ojos.
Con todo ello, podemos deducir una imaginería global de la realidad del núcleo de la Exo Ekso Sekxfenicia y púnica, más tarde Sexi Firmum Iulum, que fue una de las ciudades importantes del Mediterráneo tanto por su población y su actividad industrial como por ser lugar de refugio de los temporales para tantos barcos durante tantos siglos[i].Sexi Firmum Iulumhabía de ser una ciudad muy diferente a la de hoy, con líneas de costa muy distintas, una ciudad construida sobre un cerro que penetraba en el mar, y del que surgían otros tres promontorios, uno mayor, y dos menores.
La ciudad descendía desde la cumbre del cerro –hoy cerro de San Miguel, donde se encuentra el castillo– hasta el límite del cerro y su encuentro con la limitada vega cercana, limitada entre los ríos Seco y Verde. En su lado de poniente, una amplísima factoría de salazones limitada con el mar daba trabajo a numerosas familias patricias –que poseían ricas villaeen Cotobro– y plebeyas, que vivían en una compacta ciudad de traza adaptativa a los poblamientos fenicios y púnicos de siglos anteriores; una ciudad con numerosos templos, con un amplio foro, tal vez un teatro, y que se conectaba, con un amplio viaducto con unas ricas domusubicadas sobre el surgidero, actual peñón del Santo. Una ciudad mediterránea y bien defendida, autosostenible por su vega cercana y su apertura al mar, cuya morfología permaneció reconocible al paso de los siglos y los ciclos sociales e históricos, todo un ejemplo de ciudad mediterránea.
Y en su morfología urbana, descubrimos el elemento más significativo y permanente, que además será el ejemplo más representativo de la transformación urbana del municipium: el castillo de San Miguel. Al mismo se debe el cambio toponímico del municipiumtras la llegada de la ocupación islámica; pues denominaron a la antigua Sekscomo “Hisn al-Monecab”[ii]esto es, “fortaleza de las lomas”, razón por la cual, junto con los restos romanos de la fundación y cimentación de gran parte del castillo, es el mismo –y el conjunto de domusdel surgidero, unido con el castillo mediante un viaducto– el pueblo toma nombre árabe por la presencia del mismo ya en la ocupación que provocaría el medioevo.
Antes del advenimiento de la oscuridad medieval, hacia finales del s.IV de nuestra era, el modelo de organización territorial y económica romano imperial entró en franca decadencia en todo el arco mediterráneo debido al ocaso del sistema político, produciéndose un declive social que tendría su reflejo en un retroceso urbano y económico de las ciudades, que dejan, en gran parte, de tener la importancia territorial que las sostenía como nodos económicos y sociales.
Sin embargo,Sexi Firmum Iulumfue una excepción, y aunque junto con el resto de ciudades de la Baeticasufrieron la desintegración de las estructuras estatales romanas, la ciudad ni se despobló ni se destruyó. La decandecia de la Roma bajoimperial puede interpretarse como una regresión a todo nivel, pero la realidad urbana de Sexisalió fortalecida de esta nueva necesidad de seguridad que de nuevo las ciudades ofrecían. Muchos de los poblados y villaeromanas fueron abandonados a favor de ciudades y aldeas de mayor entidad, por lo que la vida ciudadana se vería obligada a responder a nuevos retos derivados del aumento poblacional y la necesidad de crecimiento y refundación de sus límites. Sexi, al igual que otras ciudades visigodas –Granada, Málaga, Córdoba, Almería, Sevilla, Toledo, León– islamizadas durante la ocupación que durante el s.VIII se extendería por gran parte de la península ibérica aprovechando la debilidad de una sociedad post-imperial, no iría creciendo lentamente entre los ss.VIII y XIII, como tantas otras, sino que se mantendría dentro de sus límites, dadas ciertas características morfológicas comunes a las ciudades romanas que su impuesta condición islámica aprovecharía: ciudades mayoritariamente vacías[iii], con gran cantidad de espacios públicos que la vida romana necesitaba. Morris[iv]define notas comunes en esta morfología que los ocupantes adaptaron:“…Las ciudades islámicas eran mucho menos complejas que sus equivalentes romanas y helenísticas; su reducida actividad social no planteó la necesidad de edificios públicos como teatros, auditorios, estadios, excepto los baños públicos; ni tampoco había necesidad de lugares públicos de reunión de la naturaleza grandiosa de los complejos del foro o del ágora […]
Ello explicaría la morfología continua, de tejido fundamentalmente residencial de muy alta densidad y sin valorización del espacio público y social que las ciudades islámicas sobre las anteriores romanas esgrimían. Sólo existían muy localizados espacios para la relación social[v]y, fuera de la mezquita y el mercado, únicamente los baños asumían esta función[vi]. La Almuñécar islámica, que se mantiene entre los ss.VIII y XIII, mantiene la extensión de la Sexiromana, con un tejido residencial continuo aprovechando las domusromanas y los espacios públicos para ser colmatados, y que llega hasta la primera mitad del s. XX con esa misma extensión. El castillo de San Miguel es, tras la Reconquista, un elemento especialmente representativo de la ciudad de Seks-Sexi-Almuñécar. Desde él descubrimos lo que era, lo que fue y lo que sería la vida de la ya Almuñécar, ciudad reconquistada en el renacer de la cultura occidental e incorporada de nuevo a los reinos cristianos de la antigua Hispania: una nueva ciudad renacentista, que ha vencido a la oscuridad de la edad media y cuya traza urbana mantiene aquella morfología romana que ha llegado hasta nuestros días como un ejemplo de planeamiento sostenible (evidentemente, en su centro histórico) que nos debe hacer reflexionar, y mucho, sobre el nefasto modelo urbano que la ciudad adoptaría en los años 70 y 80 del s.XX, y que conforman la ciudad que conocemos hoy, con un potentísimo contraste entre zonas de alta calidad urbana y otras muy alejadas de esa calidad urbana que ya existió aquí hace más de dos milenios.
[1]Durante siglos permaneció estable en población y con forma de gobierno monárquica, pero la pérdida de la predominancia griega en el mediterráneo a favor de Cartago –Tiro cae ante Cartago en el 573 a. de JC– implicará una conquista de los cartagineses, establecidos en Ibiza desde el s. VII a. de JC., que implicará la lenta ocupación cartaginesa de los pueblos mastienos, que se polarizarán entre su relación con las ciudades comerciales de la ribera mediterránea y con los ocupantes cartagineses.
[2]Fernández Palacios, F. “Estrabón e Iberia. A propósito de un libro reciente” artículo en revista Gerión, nº 18. Pgs 551-570.
[3]Tal como lo cita Pastor Muñoz, M. en la obra completa de Schulten, P. FHA, sobre Estrabón, libro IV, capítulo 1 obra 5.
[4]Pastor Muñoz, M. Op. Cit. pg. 216.
[5]López Arquillo, J.D. y Pica, V. “La casa de Porras, paradigma de la transformación clasicista de la ciudad de Granada” ed. Universidad de Granada. Granada, 2015. Capítulo 1, pgs 36-39.
[6]Fernández Palacios, F. “Estrabón e Iberia. A propósito de un libro reciente” artículo en revista Gerión, nº 18. Pgs 551-570.
[7]García y Bellido, A. “España y los españoles hace dos mil años según la geografía del historiador Strabon”. Pgs.67-68.
[8]Molina Fajardo, F. (coord.) “Almuñécar, arqueología e historia” vol I. Ayuntamiento de Almuñécar, Almuñécar, 1986. Capítulo XIII, de Molina Fajardo, F; Junquera García, J; Pérez Pita, E y Gómez Torres, J. pg. 237.
[9]Ver nota 14; o la destrucción humana y material que actualmente (junio 2015) lleva a cabo la milicia del estado islámico en las ciudades que ocupa.
[10]López Arquillo, J.D. y Pica, V. Op. Cit. pg. 35.
[11]Molina Fajardo, F. (coord.) “Almuñécar, arqueología e historia” vol I. Ayuntamiento de Almuñécar, Almuñécar, 1986. Capítulo XIII, pgs 239-250.
[12]Molina Fajardo, F. (coord.) Op. Cit. pgs 251-270.
[13]Molina Fajardo, F. (coord.) Op. Cit. pgs 260-261.
[14]Molina Fajardo, F. (coord.) Op. Cit. pg.271.
[15]Ver nota 21.
[16]Sotomayor y Muro, M. Nueva factoría de salazones de pescado en Almuñécar. Revista N.A.H. núm XV, Madrid, 1971. Pgs. 147 y ss.
[17]Excavaciones en las que la entidad arqueológica de la misma, una de las más importantes del Mediterráneo, se hizo coherente con la importancia histórica que la citación de la misma en las fuentes escritas clásicas merecía.
[18]Ver capítulos XV y XVI de Molina Fajardo, F. (coord.) Op. Cit.
[19]Falta de ennoblecimiento del entorno del que adolecen tantos restos romanos sexitanos aún en la actualidad.
[20]Aún hoy, la playa de las galeras, erróneamente conocida como ensenada de los berengueles, es el único punto de aguas tranquilas aptas para el buceo desde costa en la práctica totalidad del litoral mediterráneo de la hoy Andalucía cuando hay fuertes temporales de poniente.
[21]Molina Fajardo, F. (coord.) “Almuñécar, arqueología e historia” vol I. Ayuntamiento de Almuñécar, Almuñécar, 1986. Capítulo XX; de Molina Fajardo, F; Junquera García, J; Pérez Pita, E y Gómez Torres, J. pg. 387-389.
[22]Gran parte de la población Cristiana fue aniquilada o expulsada, y los supervivientes se refugiraon y rearmaron en el Norte peninsular para comenzar, a los pocos años, la Reconquista.
[23]Morris, A.E. “History of the urban form. Before the industrial revolutions” las transformaciones renacentistas. Pp. 174-181.
[24]Y exclusivamente de los hombres.
[25]Únicamente la mezquita de la ciudad ha sido atestiguada.
Juan D. López-Arquillo
Marzo 2020
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