La principal cualidad orográfica de la costa granadina, que supone su rasgo paisajístico más característico, es el contraste entre las elevadas serranías –estribaciones de los sistemas penibéticos, las Sierras de Lújar y la Contraviesa- que discurren paralelas a la costa y que alternan abruptas caídas dentro del mar, alternadamente con algunas llanuras litorales que en tiempos, y aún hoy, son zonas de cualidad agrícola.
Esta característica orográfica supuso la justificación logística que facilitó el establecimiento de los primeros habitantes costeros, pues la costa granadina se compone de estribaciones protegidas por el mar y vegas cercana, con promontorios sobresalientes en medio de las vegas, bien con cuevas y abrigos naturales, bien fácilmente defendibles.
En este territorio, una pequeña ciudad podía crecer sobre la base de un autoabastecimiento cercano. Estas amplias vegas de acumulación de manto alpujárride, con colinas aisladas de origen dolomítico, han sido las ubicaciones históricas para el establecimiento humano en la zona, con peñones o montículos fácilmente defendibles junto a, o en medio de estas vegas fértiles. Estas cualidades, posibilitadoras de subsistencia básica, destacaron en la lectura de potenciales de asentamientos humanos primigenios dentro del Reino de Granada, siendo la costa como una de las zonas de mayor facilidad de acoger establecimientos humanos.
Obermaier sistematizaba los hallazgos según posibilidades geológicas y de uso del paisaje, que recogía estudios que desde 50 años (3) atrás se venían realizando en diversos enclaves del entonces Reino. Los restos de los primeros agricultores –ya en el final del paleolítico– se han encontrado en diversas cuevas del litoral de Granada, habitadas en continuidad durante épocas posteriores, que fueron ocupadas por numerosos grupos con una organización estamental muy primaria (4). Aunque en otros puntos de la provincia de Granada existen amplias y bien documentados ejemplos de la cultura megalítica (5), en el litoral de Granada son muy escasos. Tendremos que esperar hasta el Neolítico para tener un estudio abierto al mismo.
No existe un modelo único, a día de hoy, de generación de las estructuras sociales y técnicas que caracterizan al neolítico en cualquiera de sus fases. La historiografía de base nos relata que, una vez ya asentados aquellos grupos en lugares concretos y siendo ya recolectores, en torno al séptimo-sexto milenio a. de JC; se puede establecer que el paleolítico había llegado a su fin. Hasta los años 90, la opción más sólidamente defendida era el modelo de “ola de avance” según el cual el neolítico no era la evolución natural de los grupos humanos paleolíticos establecidos en la península ibérica, sino que había sido producto de la llegada de grupos humanos con entrada por las costas mediterráneas. En la actualidad, se argumenta este paso, del paleolítico al neolítico, mediante un modelo mixto de evolución de los grupos ibéricos, junto influencias mediterráneas, si bien ello no explicitaría los fenómenos de desplazamiento de población que otros modelos actuales sí justifican con la llegada de la edad del cobre o Calcolítico.
Neolítico antiguo: 7.000-4.000 a. JC.
Por tanto, la primera fase del Neolítico –en torno al VI milenio a. de JC.- se caracteriza por la subsistencia ganadera, con presencia en la costa mediterránea interior y el sur peninsular. Sociedad y núcleos primarios, sin estamentos sociales, con asentamiento semierrantes, lo que imposibilita la construcción permanente. No se conocen restos construidos de dicho periodo en la costa granadina, aunque sí restos de asentamientos, si bien la falta de estructuras completas no permite su estudio tipológico arquitectónico. En la cueva de Nerja se han encontrado restos en torno al 6.300 a. JC. (6)
Bajo Neolítico: 4.000-3.500 a. JC.
En el IV milenio a. de JC. comienza una segunda fase del Neolítico, con asentamientos más estables al virar su subsistencia de ganadera errante a agroganadera, de mayor tamaño poblacional al poseer estabilidad alimenticia, y que se caracteriza por la construcción de tumbas en las que se incluye ajuar funerario, la cerámica experimenta un importante avance y, en algunas zonas, aparecerá la cultura megalítica por la tendencia a los entierros colectivos y a una incipiente prereligiosidad (8). Tampoco se conocen restos construidos de este periodo en la costa granadina, si bien existen indicios encontrados en diversos puntos, que poco a poco aumentan el conocimiento de los sistemas neolíticos en esta parte de la provincia, aunque hasta ahora los datos provienen mayoritariamente de encuentros superficiales y expolios. (9)
Eneolítico, Calcolítico o Edad del Cobre: 3.500-2.200 a. JC.
En torno a comienzos del III milenio a. de JC. surge –en el sudeste peninsular de forma autóctona, si bien en otras partes del planeta este cambio técnico tiene lugar en tiempos diferentes- la técnica del batido mineral que posibilita la extracción del cobre, sección histórica conocida como Edad del Cobre, Calcolítico o Eneolítico. Existen dataciones de este periodo en el peñón de Salobreña (11), pues la llanura provee de alimento y agua dulce, posibilitando una población estable. Es en este periodo en el que, gracias a la nueva tecnología del cobre, evolucionan las sociedades primigenias establecidas aquí hacia los asentamientos en cueva, con importante presencia en las cuevas de mayor tamaño del litoral con ocupaciones desde el Neolítico Antiguo -como la cueva del Capitán en Salobreña, o la cueva de los Murciélagos en Albuñol.

![]() |
![]() |
fig [5], sandalias encontradas en la misma, tal y como se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional, datadas en el s.XV a. JC; y referenciadas en el libro “Antigüedades prehistóricas […]” de D. Manuel de Góngora y Martínez (1868), si bien en la cueva también se encontraron restos anteriores.
La disquisición sobre el nacimiento del Neolítico, apasionante tema que seguirá mereciendo amplios estudios científicos, tiene en común en sus diversas líneas de investigación que en la península ibérica comienza una muy fructífera etapa de uso de metales, pastoreo y construcción de cuevas artificiales y dólmenes, fundando la cultura eneolítica de gran presencia en las actuales provincias de Almería, Granada y Murcia. Este cambio –sea como fuere- de nómada a agricultor, marcará en el mediterráneo occidental el nacimiento de la arquitectura doméstica y, en su agrupación, del urbanismo, mediante aprovechamiento exclusivo de materiales disponibles, y con ordenaciones no específicamente defensivas, reservando la disposición noble para construcciones comunales ligadas a ritos funerarios y protoreligiosos.
El cambio en la técnica implicará profundos cambios sociales, pues frente a poblamientos de pocas unidades, dispersos y de baja densidad demográfica presentes en el neolítico antiguo, se implantaron modelos urbanizatorios de acumulación, con mayor densidad y dimensión de conjunto, desde los que se vertebraba la explotación de sus respectivos territorios. Con la edad del cobre nació, en el sudeste peninsular, unas incipientes arquitectura y protoordenación urbanística. En el sudeste peninsular, además de asentamientos y continuidad en la cultura de cuevas, surge entre el 3.500 a. JC. o el 3.100 a. JC. –no se tiene aún claro el período exacto de su aparición- la cultura de los Millares, que llegaría hasta el 2.200 a. JC. –tampoco está clarificado su final con exactitud-. Se asentarán, en la provincia de Granada, poblaciones irradiadas del foco de los Millares que dejarán importantes restos de poblados.
Edad del Bronce: 2.200- 750 a. JC.
Con posterioridad, y una vez la técnica del cobre fue depurada, comenzó a mezclarse con estaño, obteniendo el bronce, e inaugurando la última sección de la prehistoria, que llegaría hasta bien entrado el I milenio a. de JC. La dominación de la técnica de este metal posibilita el establecimiento de poblados de mayor tamaño, abandonando además el monumento mortuorio comunal por enterramientos individuales que en los últimos siglos del período son sustituidos por campos de urnas. Las ciudades del cobre pasan a ser destruidas o entran en clara decadencia al comienzo del II milenio a. JC. En la costa granadina, la evolución social no favorece el crecimiento de los núcleos, sino el decrecimiento poblacional, concentrándose durante esta edad del bronce en los cerros con posición dominante, como el cerro del Polo en Motril, o el cerro de San Miguel, en Almuñécar. Los enterramientos del Bronce en el litoral granadino se concentran en su sección occidental: el cerro de Salobreña, el cerro de Velilla, el Pago del Sapo, Puente de Noy y Peña Parda en Almuñécar- La Herradura, y la Tinajilla en Lentegí (12). Los principales poblados de esta cultural edad del bronce, en la actual provincia de Granada, son más numerosos en la adscripción del Argar –más extendida- que los Millares, sin embargo, apenas existen referencias a los mismos en la costa granadina.
Con el Argar nace una arquitectura en la que existe un orden previo consecuencia de las posibilidades técnicas materiales que existían en la zona, pero de una mayor evolución tanto en la disposición de materiales y capas, como en acabados y configuración urbana y con elementos característicos.
Hasta ese momento, los conjuntos edificados se han compuesto mediante unidades compactas, articuladas entre sí para formalizar un conjunto urbano basado en la diferencia entre interior y exterior. Por ello, la composición arquitectónica hasta ese momento será una composición por partes, de origen noreuropeo. Sin embargo, con la llegada de los pueblos mediterráneos, hará su entrada un elemento arquitectónico que alterará la generación del espacio interior y, con él, el de la morfología de la ciudad: el patio. Desde la edad del Hierro, y debido al establecimiento de pueblos protogriegos, fenicios y púnicos en el litoral de Granada, la arquitectura en torno al patio hará su aparición en el sur peninsular.
Juan D. López Arquillo
Febrero 2018
BIBLIOGRAFÍA:
AGUAYO DE HOYOS, P. y SALVATIERRA CUENCA, V. El poblamiento ibérico en las altiplanicies granadinas. Actas de las I Jornadas sobre el Mundo Ibérico. Jaén, 1985.
ESQUIVEL GUERRERO, J; ARANDA JIMÉNEZ, G. “De Cazadores recolectores a agricultores y ganaderos. La prehistoria reciente en la costa de Granada” cap. en “Patrimonio Arqueológico de la Costa de Granada” Granada, Dip. Prov. de Granada, 2007.
GÓNGORA Y MARTÍNEZ, M. “Antigüedades prehistóricas de Andalucía: monumentos, inscripciones, armas, utensilios y otros importantes objetos”. Madrid, 1868.
MOLINA FAJARDO, F. HUERTAS JIMÉNEZ, C. Almuñécar en la antigüedad. La necrópolis fenicio/púnica de Puente de Noy, ed. Diputación de Granada. Granada, 1988.
MORRIS, A.E. History of the urban form. Before the industrial revolutions ed. Longman group. Londres, 1974.
NAVARRETE, M.S; CARRASCO, J. TERUEL, S. Y GÁMIZ, J. “La sima de los Intentos: Yacimiento neolítico en la costa granadina”. Cap en revista “Cuadernos de Prehistoria” nº 11. Universidad de Granada, 1986.
PASTOR MUÑOZ, M; CARRASCO RUS, J; PACHÓN ROMERO, J.A. “ Paleoetnología de Andalucía Oriental”. En Actas del V congreso internacional sobre minería y metalurgia históricas en el suroeste europeo (León 2008).
SALVATIERRA, V. Y JABALOY, M.E. “Cuestiones sobre los enterramientos en cistas en la provincia de Granada”. Cap en revista “Cuardernos de Prehistoria” nº 4. Universidad de Granada, 1979.
NOTAS:
[1] Desde 1954 Pellicer se encarga de recopilar y contrastar, arrancando la excavación de la cueva de la Carigüela, en Píñar, la primera en ser excavada sistemáticamente.
[2] Aguayo de Hoyos, P. y Salvatierra Cuenca, V; “El poblamiento ibérico en las altiplanicies granadinas. Actas de las I Jornadas sobre el Mundo Ibérico” Jaén, 1985. Pg. 74.
[3] Referenciar aquí el muy importante descubrimiento de la Cueva de los Murciélagos, en Albuñol, comenzada a excavar en 1868 por D. Manuel de Góngora y Martínez, con profusos restos de diversas eras, entre los que destacan unas sandalias de esparto, datadas en el S. XV a. de JC. hoy en el Museo Arqueológico Nacional.
[4] Aguayo de Hoyos, P. y Salvatierra Cuenca, V; Op. Cit. Pg 78.
[5] En Noviembre de 2017 se ha comenzado la excavación de “Panoría”, en la sierra Arana, del IV milenio a. de JC; por parte de un euipo de la Universidad de Granada. Los yacimientos por otda la provincia son abundantes, siendo el parque megalítico de Gorafe uno de los mayores de Europa.
[6] Ver en “Las culturas del Neolítico-Calcolítico en Andalucía oriental” Pellicer Catalán, M.
[7] Pellicer Catalán, M. Op.Cit.
[8] En esta etapa se encuadran las construcciones megalíticas de dólmenes de tal presencia en el sureste peninsular, destacando en Granada el parque megalítico de Gorafe.
[9] Los estudios siguen realizándose, destacando las investigaciones de Javier Carrasco Rus, Juan Antonio Pachón Romero, Francisco Martínez Sevilla, Jesús Gámiz Jiménez, José Antonio Esquivel Guerrero y Gonzalo Aranda Jiménez, con apasionantes artículos sobre las fundaciones prehistóricas en la costa de la provincia de Granada.
[10] Ver el interesante artículo de Martínez Rodríguez, F. “Tajo de los Vados (1). Datos sobre un poblado neolítico situado junto al antiguo delta del río Gaudalfeo” Pp.17-31, Revista Bastetania, número 2, 2014.
[11] “De Cazadores recolectores a agricultores y ganaderos. La prehistoria reciente en la costa de Granada. Esquivel Guerrero, J; Aranda Jiménez, G. en “Patrimonio Arqueológico de la Costa de Granada” Granada, Dip. Prov. de Granada, 2007.
[12] Ver el mapa de localización en “Cuestiones sobre los enterramientos en cistas en la provincia de Granada” Salvatierra, V. y Jabaloy, M.E.
[13] Ver la descripción en “Aproximación a las formas constructivas en una comunidad de la edad del bronce: el poblado argárico de Peñalosa (Baños de la encina, Jaén)” de Rivera Groennou, J.M.